Los seres humanos son diversos, pero todos tienen dignidad, por tanto, se debe reconocer, respetar, valorar, dialogar y solidarizar con las personas de los pueblos indígenas para que haya una verdadera perspectiva de interculturalidad, explicó la magistrada Larisa Ortiz Quintero.
Al impartir el Módulo III del Diplomado “La tutela de los derechos humanos con perspectiva de género” organizado por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM), detalló que la base de la interculturalidad está en los pueblos indígenas y la perspectiva de interculturalidad es el enfoque con que debe interpretarse y atenderse determinada situación.
La interculturalidad tiene dos dimensiones: la fáctica o real, es decir, lo que es o sucede en la realidad, y la filosófica y de derechos humanos, o lo que debiera ser; la primera se refiere a la interacción entre las y los sujetos -de manera individual o colectiva- de diversas culturas, mientras que la segunda, busca que las interacciones entre personas de distintas culturas se den bajo ciertos principios que permitan su convivencia armónica en pro del desarrollo de la humanidad, desde y para diferentes modelos de desarrollo.
La magistrada comentó que hay diversidad cultural y aunque es difícil medirla, un indicador es el número de lenguas habladas en una región o en el mundo; al respecto, un informe de 2005 enlistó los países con mayor cantidad: Nueva Guinea con 820 lenguas, Indonesia 737, Nigeria 510, India 415 y México 291 (actualmente se sabe que son 68 lenguas indígenas y el español); sumando 1008 en América y 6,912 en el mundo.
Expuso que hay lugares con diversidad cultural donde siguen las asimetrías, que significa que una cultura se impone a otras; por ello, la perspectiva de los derechos humanos revisa situaciones como el racismo, clasismo y otras, para aplicar principios que permitan una convivencia cada vez más armónica, no obstante, México es el primer país a nivel internacional en el que se excluye a todos los grupos: indígenas, de la diversidad sexual, personas con discapacidad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), señaló que la interculturalidad a la que aspiramos debe contener ciertos principios para lograr la armonización: reconocimiento de lo diverso, de manera individual y colectiva; respeto, considerando los derechos humanos; valoración de aportaciones de las culturas; diálogo y consenso, para lo cual se deben desarrollar habilidades; mayor democracia; y solidaridad.
Por tanto, de acuerdo con dicha organización, el objetivo de la perspectiva de interculturalidad es lograr la cohesión y una convivencia armónica y equilibrada entre los pueblos y naciones a partir de reconocer y respetar la diversidad cultural, detalló la especialista en Derecho Indígena.
Larisa Ortiz Quintero precisó que en 1995 se publicó el Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo de la Unesco “Nuestra diversidad creativa” en el que se estableció que las culturas generan creatividad y cada persona tiene derecho a ser diferente, por ello, al reivindicar sus culturas algunos pueblos aspiran a acceder al poder de Estado al que pertenecen y a la descentralización de éste.
Puntualizó que el elemento que diferencia a los indígenas de los no indígenas es su cultura, y no deben tener derechos especiales, sino específicos; asimismo, recordó que algunas situaciones de discriminación que se registran hoy en día tienen su raíz en la forma de pensar de algunas personas que se creen superiores, además, hay términos que se fueron construyendo para justificar la supremacía cultural, en la que a veces estamos inmersos sin darnos cuenta y con la que se excluye a ciertos grupos.
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